Lo que sucede es conveniente

Lo que sucede es conveniente

Monday, December 13, 2010

Operación retorno

En unos días comienza mi operación de retorno. Vuelvo a casa por Navidad, como el turrón.
Irme de casa fue sencillo. Siempre me hizo ilusión emprender nuevas aventuras e irme lejos a ver qué es lo que había más allá de donde me alcanzaba la vista. Así desde los 18 he vivido en Pamplona, Mainz (Alemania), Miami (USA), Dresden (Alemania), Santo Domingo (República Dominicana ) y Nueva York (USA).  Y por supuesto, desde mi casa en esos destinos, a menudo he agarrado la maleta o mochila y he ido de viaje a otros lugares.
Pero no todo es fácil: veo a mis padres y hermana por Skype, hablo con ellos por teléfono, y mi presencia empieza a borrarse de los recuerdos de mis amigas y mi ausencia es casi una constante: ¿estabas por  Vitoria cuando pasó eso?, me preguntan con frecuencia.  
Antes, me consolaba que mi perro, Platón, me reconocía cada vez que iba a casa. Ahora me he dado cuenta de que está acojonadito cada vez que me ve porque lo único que recuerda de mí son los cachetes que le di para que no tirase de la correa, se sentase y no hiciera ruido. Además, creo que ahora responde también cuando digo “coño”; de tanto “Platón, coño, no tires tanto”, “Platón, coño, quédate quieto”…

                                                             Platón, el perro de mi padre
Vuelvo a casa y espero que todo esté como cuando lo dejé, es decir, cuando acabé el instituto. No entiendo cómo mis amigas ya no van a ese bar… con todo lo que nos gusta/gustaba; me lío con los nombres de sus novios (pues desde los 18 han pasado muchos) y, especialmente mi amiga Bea,  se ríe de algunas palabras que digo pues ya no se usan: “Jajajajaj, Noemi, esa expresión la dejamos de decir en 1999”… Es lo que tiene vivir en países en los que se habla otro idioma: el tuyo propio queda anclado en la época en la que dejaste de usarlo a diario.


                                       Con las amigas de Vitoria! (faltan muchas en la foto)
No obstante, siempre vuelvo con ganas a Vitoria: ganas de estar con la familia, ver a mis amigas, pasear a mi perro el acojonadillo, de que Bea se ría un poco más de mí, de tomarme un café a la crema, un pintxo en la calle Dato, ir a Armentia y ponerme al día sobre la vida de todos los que me importan…
Así que… ya voy para allá!!!!! Les veré a todos y volveré con la maleta cuan despensa del Eroski!!!!  Así, una vez más, a la vuelta, pediré a los cielos, como cada vez que vuelvo a Nueva York, que el agente del control de inmigración del aeropuerto no se quede con mis latas de mejillones, berberechos y pimientos.

Tuesday, December 7, 2010

Williamsburg, tierra de hipsters

Williamsburg es el barrio donde vivo. Está en Brooklyn y viene a ser como la tierra media de J.R. Tolkien, un espacio donde  transcurren la mayor parte de las historias que escribo para éste mi legendarium.
Williamsburg vive una lucha por el control del barrio, esto es la tierra media.  Los antiguos habitantes de la zona, tradicionalmente puertorriqueños y dominicanos, luchan por quedarse en sus casas, sin que les suban el alquiler de una forma desmedida y sin que aumente el precio de los servicios a su alrededor. No obstante, están perdiendo la batalla contra Morgoth, que en mi barrio se viene a llamar, el ejército de  los hipsters.
                                             
Pero,  ¿qué son exactamente los hipsters? – me pregunta a menudo mi familia.  He buscado, buscado y buscado y ésta parece ser una explicación más o menos acertada de lo que es un hispter:

En los años 90, el término se convirtió en una descripción de la tendencia “alternativa” de la “contra-manera” asociada a la  gente urbana perteneciente a la clase media y clase alta, joven que se mueve en zonas “regentrified” de la ciudad. El término Hipster se asocia a un estilo “bohemio”, cercano a la cultura alternativa y cine independiente.
La cultura del hipster se asocia a la indie, independiente, no comercial, y a las opciones menos tradicinales de la consumición. Esto incluye escuchar cualquier forma de música de fuera de la corriente principal, las dietas vegetarianas o vegan, etc.
Con frecuencia, el término  se utiliza en una manera peyorativa para describir a una persona superficial, seguidora de tendencias recientemente producidas en serie, homogéneas, urbanas, centradas excesivamente en su imagen y que presenta contradicciones de su identidad.
En la ciudad de Nueva York, el “hipster” tiene la connotación negativa adicional ya que también se usa para describir a niños-de-papá parados que viven del dinero que sus pudientes familias les envían.
Por lo tanto, en mi barrio, todos quieren ser hipsters pero todos dicen odiarlos. Nunca encontrarás a nadie que diga “yo soy hipster” o “me gusta la cultura hipster”. Lo más fácil para identificar a uno de ellos es si les oyes decir: “Odio a los hipsters”. Entonces…. TACHAN! TE HE PILLADO, TÚ ERES HIPSTER!!!!

Hace meses, estaba en una cena y un amigo al que aprecio mucho comentaba cómo odiaba a los hipsters. Yo siempre he pensado que este amigo y su novia son la viva imagen de los hipsters . Se lo dije y su respuesta fue: “Yo no soy hipster y mi novia, no es hipster, es post-grunge”. A lo que yo le respondí: “I am sorry dude, but that is something really hispter to say!” TOUCHÉ!
En definitiva, familia, después de tanto coñazo teórico sobre qué es un hipster, sólo puedo decir que la definición más acertada es “alterna-pijo”,  “barbie-solidaria”, “pijiindie” o “gafapastil”.